En España, siempre han existido celebraciones locales religiosas y ferias populares en las que se ha hecho uso y abuso del consumo de alcohol, como en los Sanfermines de Pamplona . De hecho, España está en la franja alta de consumo de alcohol en la Unión Europea.
Hay quién sitúa sus orígenes en los años 80 entre jóvenes normalmente de clase obrera, que ocasionalmente se reunían en plazas o parques para beber en grupo como alternativa barata al mayor precio de las consumiciones en bares o pubs, aprovechando el clima benigno, y paliando la dificultad de celebrar encuentros numerosos en domicilios, así como la necesidad de relacionarse en un ambiente distendido, antes de dirigirse luego a locales de ocio. Esto no era un fenómeno de masas como lo fue después, pero se puede considerar su raíz.
En Cáceres, en 1991, se produjeron graves conflictos, alentados por los propios hosteleros, tras el adelanto del horario de cierre de los bares, considerándose éste un punto de inicio en el que el botellón se llegó a generalizar por todo el país. Desde 2008 su Ayuntamiento permite que se realice en el ferial de la ciudad, iniciándose a partir de la noche del jueves y extendiéndose hasta el domingo.
Pero hoy en día, y quizá me equivoque, pienso que es una de las mejores formas de conocer a gente, y más para la gente tímida. Por lo menos en Cáceres, donde casi no hay nada que poder hacer sino es tirarte en la mojada hierba del Príncipe... Claro, que siempre y cuando se beba de una manera moderada, que aunque mucha gente vaya con ese propósito, pocos lo cumplen, aunque también pienso que es la mejor manera de invitar a los problemas a nuestra vida para ser tan jóvenes. Ya no sólo porque el desfase lleva al centro del cúmulo de problemas existentes, sino porque es cuando se empieza a fumar, y con ello me refiero a porros, cuyo resultado es la torpeza a estudiar y más tarde con sus lamentos.
¡Pero qué mas da nos da a nosotros! Si cuando se trata de una fiesta no pensamos en lo que pasará cuando lleguemos a casa, cuando hayamos cometido errores algo irreparables, cuando a la mañana siguiente no nos podamos ni levantar, creo que si nos lo hemos pasado bien, es lo que realmente nos reconforta.
Y además, que luego damos la imagen de guarros: nos emborrachamos, nos desmadramos y no limpiamos nada. Con razón querrán prohibirlo.
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